jueves, 11 de diciembre de 2008

Llega, Llego Soledad - Alejandro Sanz (Canto a la ciudad)

Entre los cientos de innumerables canciones dedicadas a Buenos Aires, elegimos un ramillete de sus letras. Nos aproximaremos a los sentimientos generados en distintas épocas. ¡Qué se expresen sus autores!: los que nacieron en ella, los que la eligieron para vivir o sus visitantes. Cada uno nos contará su historia, su relación personal con esta gran ciudad.
Carlos Szwarcer

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LLEGA, LLEGO SOLEDAD
Alejandro Sanz


Tiene buenos aires un rincón
en un jardín prohibido,
un tal piazzola, amigo de un gorrión
que le presta el nido para ver de plata amanecer
de oro atardecer, de madrugada
una mirada de mujer.

Tiene buenos aires qué se yo...
y un poema escrito
un verso que recuerdo de un adíos
y que le dedico
a ese personaje que cantó
hay tanto tango herido...¡va por gardel!

Quema, quema, tu nombre quema mi voz
buenos aires me dolió
pienso tanto en ti
en mis recuerdos suavecitos.

Pero se irá, pero se irá, pero se irá
aquella sensación,
llega, llego soledad
déjame soñar
con tu amargo de a sorbitos,
que hoy tengo porteño el corazón.

Quiero el buenos aires que voló
de un espejo frío
de un albor gesticulando amor
dando vida a un libro
de corrientes nada en el calor,
y en callejones frío tiene buenos aires
un cariño que era mío.

Tiene buenos aires qué se yo...
y un poema escrito
un verso que recuerdo de un adiós
y que le dedico
a ese personaje que cantó
tanto tango herido...

Quema, quema tu nombre, quema mi voz
buenos aires me dolió
yo te llevo aquí
en mis recuerdos suavecitos...

Pero se irá, ya lo verás, se irá
aquella sensación
llega, llego soledad
déjame soñar con tu amargo de a sorbitos.

Déjame soñar, déjame soñar con
con tu amargo de poquitos
quema, quema tu nombre quema mi voz.
buenos aires me dolió
pienso tanto en ti
en mis recuerdos suavecitos.

Pero se irá, pero se irá, aquella sensación
llega, llego soledad
déjame soñar
con tu amargo de a sorbitos
y porteño el corazón.

A tu vera, a tu vera
ya se que estoy plantao, plantao, plantao.

miércoles, 10 de diciembre de 2008

Charlando con Alejandro Michelena (1º parte)

 Por Carlos Szwarcer  

imagen
Carlos Szwarcer y Alejandro Michelena (der) 

Una extensa entrevista al escritor e investigador Alejandro Michelena nos permitió discurrir sobre variados temas. El lugar elegido para nuestro encuentro fue la coqueta Sala Eladia Blázquez del histórico Café Tortoni. Comenzamos conversando sobre diversidad cultural, inmigración y de los cambios sucedidos en las dos orillas.
CS - ¿El tiempo ha pasado y con él las transformaciones?
AM - La vida de la ciudad cambió tanto que se ha difuminado muchas tradiciones. Muchos arraigos comunitarios y barriales incluso… Los cambios muy bruscos de la sociedad y el crecimiento de la población, las famosas modernizaciones de todo tipo, de todo calibre, creo que por un lado pueden haber traído progreso pero por otro también han perturbado, han llevado a una pérdida de los parámetros de dónde estamos parados no?
- ¿Cómo ves la defensa de la identidad en una ciudad como Montevideo. Qué similitudes y diferencias observás con Buenos Aires.
- Yo creo que hay procesos similares. Creo que vivimos procesos históricos parecidos. En el Río de la Plata hay una identidad histórica, desde siempre, que viene desde el origen, de la época colonial, y también diferencias, que también vienen de aquellos tiempos, con la polémica de puertos, y todas las diferencias que fueron marcando las identidades propias. Pero las dos ciudades son muy afines, con historias muy parecidas. En Argentina la generación del 80 del siglo XIX fue modernizadora en el sentido ideológico (mal o bien según como lo veamos) pero creó un cambio. Algo parecido en menor escala pasó también en Uruguay; los racionalistas, la gente del Ateneo, un poco equivalente a la generación del 80, que en ambos márgenes del Plata fue una generación que modernizó el país de acuerdo a los parámetros de la época, lo abrió también a la inmigración. Siempre hemos tenido procesos equivalentes, con diferencias, porque la vida política y social de la Argentina no fue exactamente como la uruguaya.
- En cuanto a las diferencias podrías puntualizar tres o cuatro aspectos que sobresalgan desde lo político, social o institucional.
- Otro proceso similar además de la generación del ochenta, puede ser el Batllismo, el proceso de la renovación del viejo partido colorado en Uruguay, transformado en partido Batllista por Jorge Batlle Ordóñez es un proceso equivalente de democratización del país, de ascenso de las clases medias, de “creación” de las clases medias, en realidad, que acá tuvo su equivalente en el radicalismo de Yrigoyen.
- ¿Se puede hablar de la llegada de la clase media al poder?
- Por lo menos a una capacidad cívica y al ascenso social y cultural que antes no se había dado. Un fenómeno que implica a los café, por ejemplo, el intelectual de café que surgió en el 900 en ambos márgenes del Plata fue un fenómeno que no se podía haber dado en la generación del 80, porque los intelectuales esos eran patricios, o militares, como Mitre, o eran doctores. Cumplían varios roles a la vez, el de político, el de doctor, el de escritor, pedagogo. Cosa que en época de Yrigoyen en Argentina y Batlle en el Uruguay generó un ascenso educacional. Antes había estado Sarmiento acá y allá José Pedro Varela, también otro fenómeno parecido: la alfabetización.
¿Esto se manifestó en distintos espacios y actividades verdad?
- Como te decía, la posibilidad de la llegada a la educación secundaria generó ese fenómeno que llamaron “el intelectual de café” como producto de ese cambio que tuvieron las ciudades. El café como foro improvisado o no institucional, lo que antes se discutía se hablaba o discutía en una generación anterior en los Ateneos o Clubes pasaron a ser en los cafés, y aquellos intelectuales que antes eran doctores o políticos pasaron a ser artistas, socialistas, poetas, y apareció el literato puro.
- Claro que en el siglo XIX hubiese sido impensado, aún en épocas revolucionarias: el Café de Marcos era para una burguesía…con el tiempo cambiarían su fisonomía como lugar de encuentro, con otras características
- Claro antes era para una elite. Luego proliferaron. No es casual que cafés como el Tortoni, donde estamos, quedaran establecidos y se multiplicaran en el 90, porque había un sector social que empezó a frecuentarlos y necesitaba esos lugares, porque de pronto no tenían otros para concurrir. ¿La famosa bohemia que la heredamos de una generación anterior, europea no?
Del simbolismo, del impresionismo lo que se había vivido en París veinte años antes se vivió acá en el 900, en los primeros tramos del siglo XX. También son similitudes, procesos coincidentes que se dieron en paralelo.
- Hablemos de diferencias…
- Hubo otros procesos diferentes. La dimensión, cuando se fueron formando los países el Uruguay pasó a ser un país pequeño. La diferencia de magnitud geográfica genera diferencias también en la dinámica de los países. Las características que asume un país pequeño, su política, por ejemplo, y en sus particularidades sociales o colectivas son distintas al de un país grande. Esa situación geográfica, tal vez, marcó también algunas diferencias.
- Crees realmente que esto es así. Lo que comentás es muy marcado por el uruguayo: la territorialidad, el ser un país chico. Tenemos ejemplos históricos de países chicos que llegaron a ser potencias. ¿Porqué el uruguayo en ese sentido se define por el territorio o la cantidad de habitantes? Dicen: somos un país chico. Parece casi un cliché.
- Yo creo que realmente hacés muy bien en el hincapié de ese detalle. Pero creo que es, como tu bien dices, la pequeñez del territorio no es motivo para enfatizar las diferencias por el lado geográfico, pero creo también que eso nos viene a los uruguayos por el hecho de ser un país pequeño de extensión al lado de dos gigantes.
-¿Te referís a esta cuestión histórica que ve al Uruguay como un estado tapón entre Brasil y la Argentina?
- Y ahí vamos a una peculiaridad del uruguayo que por lo menos ha sido, y sigue siendo, constante: hace a la identidad del uruguayo la duda sobre su identidad. Ha habido historiadores que lo han marcado. La cuestión de la identidad ha sido siempre algo a plantearse, algo reiterado a través de las generaciones. Yo creo que en la Argentina el sentido de nacionalidad está más arraigado, o mismo en Brasil. Por lo que tú decías, desde la “Banda Oriental” y por ese surgimiento un poco paradójico. Si bien desde todo punto de vista, histórico, antropológico se tiene una identidad, sino no se hubiera podido mantener, son los propios pensadores e historiadores uruguayos que sostienen que el Uruguay fue creado por el Imperio Inglés. El propio origen institucional del país está en cuestión todavía hoy. Se plantea la fecha patria del 25 de agosto, la Asamblea de la Florida. En la escuela nos enseñaron que fue el surgimiento del país. Veníamos de liberarnos del yugo del Brasil, durante 15 años fuimos provincia Cisplatina. Se firma la Independencia pero también allí se firmó la reincorporación a las Provincias Unidas. Entonces no se puede hablar de Independencia. Después como fecha esta 1828 con la firma de los tratados del Imperio de Brasil y las Provincias Unidas. El Imperio Inglés fue el que avaló esos tratados. Esa fecha sería más real. De ahí viene la hipótesis de algunos historiadores de que Uruguay fue creado por Lord Ponsoby. Y después está la fecha del año 30 cuando se juró la Constitución. También se toma como un comienzo institucional, pero todavía hoy a nivel histórico y a nivel político en la legislatura anterior se planteó el tema de las fechas.
- Según el lugar desde donde se mire hay diferentes enfoques.
- Todo esto para graficarte como en el Uruguay está vivo la problemática de la identidad hasta de cuándo surgió el país. Pero es síntoma de otra cosa, no de cierta inseguridad de lo qué somos pero cierto cuestionamiento de la propia identidad. Es paradójico porqué los uruguayos se van del país, por ejemplo, en Suecia, en Australia, mantienen muy firme las costumbres, hay una nostalgia por el país pero no hay una sentido de nacionalidad muy fuerte. Yo creo que por ahí viene un sentimiento de no firmeza. Tal vez por eso también una característica, no de todo el Uruguay, pero sí de la sociedad montevideana, que abarca la mayor parte del país, su historia colabora también a ese desarraigo. Es una ciudad fundada como fuerte, por Zabala, Gobernador de Buenos Aires, para frenar a los portugueses. Ciudad creada como fuerte, como puerto, por voluntad comercial de los habitantes, era más negocio ser puerto que ser fuerte.
- Se observa que las estrategias, la creación del virreinato del Río de la Plata, son cuestiones que marcan, que signan la historia de un lugar.
- Y… el puerto signó a Montevideo, que estuvo muchos años aislada del país. En la época del artiguismo Montevideo era anti-Artigas y último reducto godo en la región. Ya después de la revolución de Mayo….
- En ese sentido se puede ver también cierta similitud con el centralismo porteño y la relación con las provincias.
- Si, ahí hay otro parecido, hay otro paralelo. Siguiendo con las peculiaridades. Ese desarraigo montevideano como que generó una especie de cosmopolitismo histórico que yo creo que a través de los años siguió influyendo en la manera de pensar, en la perspectiva hasta avanzado el siglo XX. En la Guerra Grande - ese episodio de nueve años de aislamiento respecto al territorio - había un desarraigo, la ciudad como una especie de isla más vinculada a Europa y al mundo, a través del puerto, que al territorio que estaba en manos del enemigo. Una ciudad, además, donde durante años hubo un encuentro cosmopolita de Garibaldi, la legión italiana, la legión francesa, los unitarios, Sarmiento, Mitre, Mármol.
- Un lugar de exilio para muchos…
- Insisto en que ese desarraigo de esa colectividad, si bien terminó, marcó cierto cosmopolitismo de Montevideo que ahora se ha difuminado un poco. Hasta la mitad del siglo XX había una diferencia marcada entre los argentinos y los uruguayos sobre todo en la parte urbana. Como que Montevideo era más cosmopolita
¿Más que Buenos Aires?
- O miraba más afuera, más que Buenos Aires. Por las razonas enumeradas. Son ciertos episodios traumáticos que marcan mucho a las colectividades. En Buenos Aires había algo más de nacionalismo que allá faltaba por lo menos a nivel de la vida urbana…
Continuará...

* Fragmento de la entrevista realizada por Carlos Szwarcer a Alejandro Michelena en el Café Tortoni el 2 de diciembre de 2008. 

martes, 2 de diciembre de 2008

Los locos de Buenos Aires - Alejandro Del Prado (Canto a la ciudad)

Entre los cientos de innumerables canciones dedicadas a Buenos Aires, elegimos un ramillete de sus letras. Nos aproximaremos a los sentimientos generados en distintas épocas. ¡Qué se expresen sus autores!: los que nacieron en ella, los que la eligieron para vivir o sus visitantes. Cada uno nos contará su historia, su relación personal con esta gran ciudad.
Carlos Szwarcer
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LOS LOCOS DE BUENOS AIRES
Alejandro Del Prado.


Uno esta solo y espera,
otro cree a su manera,
otro ciego en su locura,
y otro que no vive dura...
la ciudad los ama y que?

Uno quedo en el ´40
otro no, ya esta de vuelta,
otro que se las sabe todas,
y otro reza a toda hora...
la ciudad los ama y que?

Los locos de buenos aires
latiendo por todas partes
llenando de sol la noche
con su fuerza con su arte.

Andan sueltos por la vida
con su fe, su fantasia,
cuidado con esa gente,
no se sabe que pretende...

Uno enseña medicina en el tren
otro pasa saludando a quien
otro serio, amenazante,
y otro tranquilo y errante,
la ciudad los ama y que?

Uno con su obra de teatro,
otro con su flauta y su gato,
otro poeta y periodista,
y otro actor y oficinista...
la ciudad los ama y que?

lunes, 1 de diciembre de 2008

“Viejo café Tortoni – Historia de las Horas”, Alejandro Michelena. Corregidor. Buenos Aires. 2008.

Comentarios de Libros y Publicaciones

Por Carlos Szwarcer 

Las puertas del CaféTortoni se abren nuevamente para dar a conocer sus añejas y cautivantes historias. El café en pie más antiguo de la ciudad de Buenos Aires, esta vez, es hurgado meticulosamente por Alejandro Michelena, guiando al lector por los senderos del tiempo, por espacios mágicos, con la seriedad y perseverancia del investigador y la pasión del incondicional habitué. Autor de la reciente publicación “Viejo café Tortoni. Historia de las horas”, de Editorial Corregidor, antes que el lector se introduzca en sus 110 páginas, advierte, desde la tapa, que se trata -nada menos- de “un siglo y medio en el latir cultural de Buenos Aires”.

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Michelena ha logrado una excelente síntesis del devenir del famoso café. Con gran oficio rescata las grandes figuras que por allí pasaron. Largas estadías en Buenos Aires le permitieron acceder a bibliotecas y archivos y a la documentación necesaria para describir los ciento cincuenta años de existencia del Tortoni. Luego del prólogo de Alejandro Dolina, el autor refleja los tiempos de los orígenes, los años de la célebre Peña, inaugurada en 1926, en su Bodega, la mutación del “cosmopolitismo a lo telúrico”, la presencia imprescindible del tango y el paso de las personalidades nacionales y extranjeras hasta la actualidad. Por otra parte, además de los detalles que nos acercan a la pléyade de nombres de la talla de Carlos Gardel, García Lorca, Pirandello y a la generación de artistas, literatos y políticos que transitaron el histórico lugar, ha sabido enfocar aspectos poco conocidos, curiosos, y otros prácticamente ignorados.





Alejandro Michelena 

Periodista, fundador de revistas, cronista incansable, poeta y narrador, este talentoso uruguayo que se ha comprometido con su tiempo y lugar, ha escrito sobre los rincones paradigmáticos que conforman la historia urbana de su Montevideo natal, revelándose como gran conocedor de los secretos ritmos, de las acompasadas horas, de los recovecos, muchas veces imperceptibles, donde nacen las pequeñas grandes historias. Ruedas literarias, discusiones políticas, soledades acompañadas, no le son ajenas. Ha sido cronista de los cafés montevideanos, entre ellos el “Sorocabana”.
Llegó por primera vez a Buenos Aires en 1970 y en 1974 regresó para quedarse un par de años. Por entonces, literalmente, se enamoró del Tortoni, en el que, como habitué -al igual que le pasara con el “Sorocabana”-, encontró “refugio” en sus “rincones” y disfrutó de “un tiempo” mágico de salón, ontológicamente incomparable al que transcurre en las populosas y trajinadas calles. En ese disfrutar aprendió a quererlo, se interiorizó de sus personajes y de los movimientos culturales que surgieron en los comienzos de los sesenta, de los que poco o nada había trascendido. El libro nos atrapa gratamente dando a luz estos pormenores que, por suerte, nos recuerdan que siempre hay algo más para conocer si hay alguien que se esfuerza con entusiasmo para investigar y divulgar.
Aquellas primeras pesquisas llevaron a Michelena a enterarse de la existencia de “El Escarabajo de Oro”, revista que congregaba a jóvenes escritores que comenzaron a reunirse en el café de Avenida de Mayo, todos los viernes, desde 1962. La información estimuló en estos últimos años la búsqueda de testimonios que evocan aquellos días en los que el grupo liderado por los narradores Abelardo Castillo y Liliana Hecker era frecuentado por Isidoro Blaistein, Ricardo Piglia, Humberto Constantini, entre otros. Las anécdotas pintorescas de las tertulias de estos “cofrades de café”, en definitiva, escritores reconocidos, manifiestan las características de las personalidades de sus integrantes que son todo un hallazgo.
Al recuerdo de la probable participación del dúo Gardel-Razzano (1922) ante el escritor español Jacinto Benavente y la remembranza de la segura actuación del Morocho del Abasto en ocasión de brindársele un homenaje al famoso dramaturgo siciliano Luigi Pirandello, se agrega una nueva y seductora hipótesis en relación a Gardel: habría tenido reservada una mesa fija en el Tortoni. Nuevos testimonios darían crédito a esta posibilidad histórica, que es “otra perlita” dentro de un texto escrito con el rigor del estudioso y el amor de alguien que ha pasado tiempos de parroquiano. Sólo así se puede interpretar y transmitir el significado de la “historia de las horas” de un lugar que es hito histórico de la ciudad de Buenos Aires y de interés cultural mundial. Un libro que entretiene e ilumina.

Buenos Aires. Diciembre 1 de 2008.
Carlos Szwarcer © 2008.